martes, 15 de septiembre de 2015

Novelas de Caballerías.




Aunque encontramos algunos precedentes en la Francia del siglo XII, las novelas de caballerías fueron un género literario que se hizo muy famoso en España y Portugal durante el siglo XVI. Los autores narraban en aquellas obras las hazañas de algún caballero, lo que provocaba el delirio de los lectores y terminó hartando a Miguel de Cervantes, que satirizó sobre ellas en su célebre ‘Don Quijote de La Mancha’.

Características de las novelas de caballerías


1. Los hechos importan más que quienes los protagonizan

Los protagonistas tienen su relevancia, pero sus características suelen ser predecibles y su personalidad bastante plana, sin matices. Lo que realmente importa son las andanzas de los caballeros, sus hazañas.

2. Estructura abierta y flexible

Libros largos, colecciones incluso. Nada acaba, todo se extiende y está sujeto a cuantos caminos quiera imaginar el autor. Las aventuras son inacabables y entrelazadas y su narración hiperbólica.

3. Superación de pruebas

El caballero ha de adquirir honra y valor en sus batallas. La trama de los libros de caballerías avanza a golpe de las pruebas y más pruebas que el héroe ha de superar. Esperan la gloria y, en muchos casos, el amor.

4. Amor idealizado

Se trata de un amor cortesano y exagerado; hay una idealización de la amada, quien resulta ser la destinataria de todos los logros del caballero, así como la fuente de inspiración para su valor y valentía.

5. Gloria a través de las armas

Es un contexto bélico el que posibilita la demostración de valor. Los caballeros combaten para demostrar su capacidad con las armas. Torneos y duelos son su día a día y los rivales son muchas veces gigantes que engrandecen las victorias.

6. El héroe y su peculiar idiosincrasia

Cada novela demuestra el nacimiento de un héroe: a veces hijo ilegítimo de padres nobles desconocidos e incluso reyes. Pero el camino no es sencillo, el nombre hay que merecérselo y el caballero cuenta para ello ocasionalmente con la ayuda de hechiceros, espadas mágicas y poderes sobrenaturales.

7. Escenarios fantásticos

Geografía fabulosa e irreal. Tierras paganas de ritos exóticos, lagos encantados, palacios, selvas encantadas, barcos misteriosos… Las obras no dan datos precisos del lugar si no que contiene referencias muy vagas como "en un lejano lugar..."

8. Tiempos remotos y míticos

Carentes de referencias a circunstancias históricas sociales contemporáneas. El manejo del tiempo también es impreciso, utilizando fórmulas como "Érase una vez", "Hace mucho tiempo", etc.

9. Guerra sagrada

Evocando los tiempos de Reconquista, un tema recurrente es el de la cruzada cristiana para defender Constantinopla.

10. Falsa traducción

Las novelas se presentan como si fuesen libros rescatados tras mucho tiempo ocultos y traducidos de lenguas como el griego, el alemán, el inglés, el árabe o el toscano.


EL QUIJOTE DE LA MANCHA. INFORMACIÓN



Publicación de la Obra

La primera parte de la obra apareció en 1605, con el título de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. El éxito fue inmediato; hubo varias ediciones en aquel año y los siguientes. En 1615 apareció la segunda parte con el título de El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha. A partir de entonces, se ha convertido probablemente en el libro más editado mundialmente.

Argumento

En Don Quijote de la Mancha se narra la historia de un hidalgo maduro que, por la excesiva lectura de libros de caballería, “se vuelve loco” y concibe la idea de hacerse caballero andante y así recrear la antigua caballería. Equipado de armas y su caballo "Rocinante" y, desde la segunda salida, acompañado por un vecino llamado Sancho Panza, que le sirve de escudero, corre mil aventuras de las que generalmente sale malparado. La tercera vez que vuelve, vencido por el Caballero de la Blanca Luna, es ya para morir. En la primera parte se entrecruzan con la línea argumental novelas cortas de diferentes tipos.

Estructura

Confluyen diversos aspectos en la estructuración de la novela:

En primer lugar las dos partes. Y esto, que podría haber sido una mera división externa, se convierte en auténtico hecho estructurador por las diferencias que se muestran entre una y otra. Especialmente importante, en este sentido, la que afecta al desarrollo de los personajes principales. En efecto, si bien hay una evolución continua a lo largo de toda la obra, la diferencia de su comportamiento entre la primera parte y la segunda es marcada. En la primera, don Quijote ve la realidad transformada por su imaginación caballeresca (donde hay molinos ve gigantes, por ejemplo); en la segunda, en cambio, la ve como es y son los demás personajes los que las convierten en aventuras caballerescas. Don Quijote, por tanto, se acerca cada vez más al mundo de la realidad. Por otra parte, Sancho, en la segunda parte, se ha acomodado mejor a su amo y participa más de su mundo, llegando a vivir la pura ilusión. Todo ello des emboca en el entrecruzamiento final del idealismo de don Quijote con el realismo de Sancho.

Aparte de esto se aprecian las tres salidas como otro elemento estructurador, el más generalmente tratado. La división de la obra en tres salidas permite ver claros paralelismos entre ellas, aunque su extensión es muy diferente: una preparación y salida, una serie de aventuras y vuelta. En la primera vuelta, don Quijote regresa no sólo armado caballero sino también triunfante, desde su perspectiva, con su primera hazaña (la del muchacho vapuleado); y ni siquiera contraría su optimismo caballeresco el molimiento por parte de los mercaderes. En la segunda ya su vuelta se realiza enjaulado y, pese al recurso del encantamiento, es una situación humillante que puede crear dudas en don Quijote: "Muchas y muy graves historias e yo leído de caballeros andante; pero jamás he leído ni visto, ni oído, que a los caballeros encantados los lleven desta manera y con el espacio que prometen estos perezosos animales". En la tercera, se da el derrumbamiento total de Don Quijote y de su ideal caballeresco; tal es así, que vuelve para morir tras haber recuperado la razón. Si esta evolución de don Quijote la consideramos a la par que la de Sancho, de sentido contrario, estaremos probablemente en el auténtico meollo del asunto de la novela. Efectivamente, hay un progresivo acercamiento de las iniciales posturas contrapuestas de don Quijote y Sancho (idealismo - realismo) hacia un equilibrio e incluso entrecruzamiento final.

Por último, un elemento estructurador fundamental, olvidado con demasiada frecuencia, es el carácter paródico de la novela. La estructura de El Quijote parece ser la de una parodia de los libros de caballerías y, por ello, sigue sus esquemas: se apropia de la disposición general de dichos libros, de sus personajes, del encadenamiento de aventuras y de sus quimeras.

Técnica y estilo

Atendiendo sólo a aspectos generales y muy someramente, cabe señalar los siguientes recursos estilísticos:

La parodia (imitación, generalmente burlesca, de una obra, género, autor,... exagerando o ridiculizando sus rasgos más característicos) está presente, de forma constante, en todo el libro. La misma concepción de la novela y, por tanto, la estructuración de la mayoría de las aventuras es, como se ha dicho, una parodia de los libros de caballerías. Pero ésta se manifiesta también continuamente en recursos técnicos y estilísticos más concretos: en el recurso del apócrifo, en el lenguaje altisonante y arcaizante, en el uso y abuso de la hipérbole, etc.

La ironía, resultado en muchos casos de la parodia, es el recurso tal vez más utilizado en El Quijote ; tan es así, que apenas hay frase que no lleve un doble sentido. La vemos ya en el encabezamiento de los capítulos con sus títulos hiperbólicos, en el desajuste constante entre actitudes y situaciones, en muchísimas expresiones de don Quijote y Sancho, etc.

Tanto la parodia como la ironía son ríos que desembocan en el inagotable humor del Quijote. Pero el humorismo sobrepasa dichos recursos: lo encontramos también en los graciosísimos diálogos entre Sancho y don Quijote, en la creación de nombres propios, en la invención de expresiones (como "escuderil vápulo", "académico argamasillesco", médico insulano", "gobernadoresco",...) en los trastrueques idiomáticos en la boca de Sancho, en los juegos de palabras, etc. Aunque la verdad es que parodia, ironía y humor se aúnan en una misma realidad literaria y no siempre admiten diferenciaciones claras.

Cabe resaltar también como otra consecución técnico estilística del Quijote la perfección del diálogo . Es, en primer lugar, el medio por el que los personajes, sobre todo don Quijote y Sancho, descubren sus intimidades en un proceso dialéctico que los define como seres independientes y vivos, a la vez que los conforma progresivamente. Pero, además, es un elemento estructural de primera magnitud que dinamiza la novela: las aventuras perderían gran parte de su valor sin los diálogos precedentes y subsiguientes.

Uno de los hechos que más llama la atención durante la lectura de El Quijote es el grado de realismo y de vida independiente que Cervantes consigue plasmar en sus personajes, muy en especial en don Quijote y Sancho. En efecto, en la conciencia del lector de la obra y en la conciencia de la colectividad, se ha ido conformando una sensación de personajes reales, escapados de la novela

Por último es necesario mencionar la perfección y riqueza lingüísticas. Un dato nos puede llevar a intuir hasta qué punto esto es cierto en todos los aspectos: el número de palabras distintas usadas en la novela es de más de doce mil - hoy, una persona culta conoce seis o siete mil.


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