domingo, 9 de junio de 2013

Héroe y Antihéroe en la Literatura.

EL HÉROE Y EL ANTIHÉROE



El concepto del HÉROE

Comúnmente el héroe posee habilidades sobrehumanas o rasgos de personalidad idealizados que le permiten llevar a cabo hazañas extraordinarias y beneficiosas («actos heroicos») por las que se hace famoso. Un héroe es una persona que realiza una acción valiente y muy bien agradecida
Una persona se convierte en héroe cuando realiza una hazaña extraordinaria y digna de elogio. Un héroe satisface las definiciones de lo que se considera bueno y noble en su cultura. El héroe debía luchar contra las fuerzas del mal: brujos, encantamientos, pociones, engaños, enemigos, etc. protegiendo a los caballeros y al pueblo en peligro.

El prototipo de héroe medieval español es el Cid. Se trata de un protagonista poético modelo del gastado ideal caballeresco según se concibió en la Edad Media. En el Cantar del Mío Cid se perfila el tipo de un heroísmo que sin despojarse de su valor individual, toma una personalidad propia y luminosa, genial y atractiva que se convierte en símbolo representativo y en la figura mítica de toda una literatura. De todos los mitos que la literatura castellana aportó a la Universal, sin duda es la del Cid la más trascendente, convirtiéndose el héroe no solo en un ser de ficción, sino entroncándose como una figura representativa de todo un pueblo y una cultura.

El concepto del ANTIHÉROE

Es el protagonista desprovisto de las cualidades extraordinarias (belleza, integridad, valor...) con las que habitualmente se presentaba el héroe en los relatos épicos. Las primeras novelas protagonizadas por antihéroes son El Lazarillo de Tormes y El Quijote. Ambas representan una vida no heroica, o sea, una vida vulgar, genérica, mediocre o masificada.
En su libro "Héroes y antihéroes en la literatura" (Madrid, Anaya, 2000), Casariego parte del concepto de “personaje virtuoso que ha realizado hazañas para las que se requiere mucho valor”; a partir de este concepto, desglosa una definición de antihéroe: personaje que desempeña las mismas funciones propias del héroe tradicional pero que difiere en su apariencia y valores. Para este autor, el antihéroe surge de la observación de la insulsa realidad; este personaje es “hijo del pesimismo” y nace como respuesta a un presente no deseado y vive sin ninguna promesa de futuro.

El antihéroe puede ser antisocial, muy inteligente, enajenado, cruel, desagradable, lamentable, obtuso, o simplemente ordinario. Cuando el antihéroe es el personaje principal en una obra de ficción la obra frecuentemente lidiará con el efecto que su atroz personaje tiene en aquellos a quienes conoce a lo largo de la narrativa. En otras palabras, un antihéroe es un protagonista que vive por la guía de su propia brújula moral, esforzándose para definir y construir sus propios valores opuestos a aquellos reconocidos por la sociedad en la que vive. Adicionalmente, la obra puede representar cómo su personaje cambia a través del tiempo Además de estas "cualidades" hace falta nombrar el antihéroe es de esta manera debido a que su pasado fue doloroso o cruel y que esta(s) tragedia(s) le da origen a su personalidad y una perspectiva distinta a la de los héroes o villanos; puede decirse que el antihéroe vive más en la zona gris.

Es así como en los relatos e historias de los últimos años, es común ver sujetos protagonistas, que fluctúan entre el mal y el bien. Que matan en pro de un beneficio, decadentes, pesimistas, enfermos, pecaminosos, que imponen sus propias reglas, llenos de anti-valores pero a su vez con sentimientos y capaces de hacer así sea una obra buena. A estos personajes se les puede nombrar como Anti héroes, seres con los que el público se puede sentir más identificado por tener rasgos similares o porque representan lo que no son capaces de hacer pero que en algún momento han podido a llegar a pensar o sentir.

Según la Real Academia, antihéroe es el Personaje de una obra literaria, narrativa o dramática, a quien se atribuyen las características físicas, psíquicas y humanas contrarias a las del héroe tradicional: el antihéroe suele coincidir con el antagonista. 

martes, 4 de junio de 2013

Baudelaire y la poesía de la ciudad



La poesía de la ciudad:


Uno de los temas más destacados de "Las Flores del Mal" es el de la ciudad con su misteriosa fascinación pero también con sus miserias, sus criminales y sus malvivientes. Baudelaire no solo incorpora los productos más degradados de esa nueva sociedad, sino que afirma incluso que debemos buscar en ellos los "nuevos héroes de nuestro tiempo". Ha descubierto en París una nueva fuente de poesía: la existencia de los seres marginados.

Él mismo se caracterizó por el rechazo y la actitud desafiante que enfrenta a "la civilización", por eso nos presenta subproductos del mundo civilizado. Nos muestra cuál ha sido el precio de la gran industria y de la enorme concentración humana. Es decir, a costa de qué miserias fue construida la gran ciudad.

Reconoce la fascinación que produce la ciudad, la cual puede provenir hasta del horror. Aparece la dualidad de la modernidad donde los seres pueden ser "decrépitos y encantadores". La gran industria lleva a una sobreabundancia de estímulos que nuestra conciencia no tiene tiempo ni energía suficiente para asimilar. El artista es el único que puede captar la singularidad de esos "shocks", ya que la belleza está en ese carácter único e irrepetible de esas experiencias fugaces.

Cuando los estímulos son excesivos, como sucede en la sociedad moderna, en lugar de experiencia vivida lo que se produce es una serie de shocks y la repetición de esos sobresaltos, de esos impactos no asimilados. El espanto es uno de los aspectos centrales de la experiencia de Baudelaire."El estudio de la belleza, dice Baudelaire, es un duelo donde el artista grita de espanto antes de ser vencido". Se trata de una lucha, un duelo con el mundo que lo rodea pero también con las palabras que serán las que le permitan expresar por lo menos su derrota

Baudelaire explica: "Al poeta le toca traducir en un lenguaje magnífico, distinto al de la prosa y al de la música, las conjeturas eternas de la curiosa humanidad (...) es un alma colectiva que interroga, que llora, que espera y que adivina, a veces".

La presencia de la multitud

La multitud que está siempre presente en su obra es la de la metrópolis superpoblada y ofrece el aspecto de algo amorfo, impersonal e indiferente. La soledad del hombre en medio de la multitud y el carácter amenazante de esta ya había sido tratado por otros autores como Poe ("El hombre de la multitud"). En el caso de Baudelaire la diferencia está en que el poeta se vuelve cómplice de la multitud, se interna en ella y allí busca rescatar lo que esta tiene de embriagador y al mismo tiempo sufre por su indiferencia y su aspecto amenazador. No es una realidad que le es ajena sino una de las condiciones de su propia vida.

La despersonalización aparece tan clara que las personas son tratadas como "fantasmas" en muchos de sus poemas, no solo son indiferentes sino también hostiles.

La visión de la muchedumbre de Baudelaire siempre será ambigua, por un lado la rechaza pero por otro encuentra en ella una belleza deslumbrante y enloquecedora, maravillosa en sus posibilidades pero efímera, fugaz, irreal y sobre todo inhumana.

La vida en la ciudad lleva a la pérdida del encuentro humano en el amor, la destrucción de la posibilidad de un contacto humano libremente desarrollado. En medio de la multitud las necesidades del hombre persisten, pero las posibilidades de establecer un contacto humano verdadero disminuyen. Es más, al aumentar los estímulos se multiplican los encuentros casuales y fugaces lo cual resulta más hiriente aún y lleva a una sensación permanente de frustración e insatisfacción. 

Por otra parte el confort contribuye también al aislamiento del hombre al volver  cada vez más inútiles determinados actos que antes nos ponían en contacto con los demás.


Material extraído de "Apuntes de Literatura: La poesía de Charles Baudelaire" Ed. Hontanar.