miércoles, 10 de agosto de 2022

La Metamorfosis. Franz Kafka. Análisis

 

LA METAMORFOSIS – FRANZ KAFKA

Gregorio Samsa. Análisis del personaje.





El primer enunciado de la novela instala el absurdo y plantea de forma muy resumida la situación inicial del protagonista. En sí mismo podría considerarse un microcuento. “Al despertar Gregorio Samsa una mañana, después de un sueño agitado, se encontró en su cama transformado en monstruoso insecto”. Una vez ubicado el tiempo (luego de un sueño intranquilo, teniendo en cuenta que la noche es el escenario perfecto para lo extraño) y el lugar, su familiar y segura cama, la palabra “transformado” nos indica el quiebre con la realidad. El autor juega con el cambio físico propio de las distintas etapas de la vida, pero en este caso lo lleva al extremo: Gregorio se transformó en otra especie. Y además el adjetivo “monstruoso” que da cuenta de la anormalidad. Es un insecto de dimensiones humanas.

Una vez que el protagonista se percibe a sí mismo, el narrador nos va contando aspectos de su vida y personalidad asociados a su forma de reaccionar frente a la metamorfosis sufrida. Por su extrema preocupación por el trabajo, notamos que Gregorio es un hombre alienado, atado a una profesión que odia (viajante) de la cual solo destaca lo negativo y que a su vez debe realizar para pagar una deuda familiar. La rutina es tan excesiva que no ha faltado en cinco años, y ahora, aun convertido en un insecto, solo piensa en cómo llegar al próximo tren para que las consecuencias no sean tan graves. Es fácil percibir que vivía como un insecto y el cambio solo fue un paso más.



Con respecto a la habitación, en un principio se destaca que esta no ha cambiado, sigue siendo la misma. Al describir los objetos que la componen podemos ver que no hay nada propio en ella, todo es típico y funcional. El retrato en la pared que es lo único creado por Gregorio contiene una imagen de una mujer sacada de una revista, es decir, no es un afecto ni alguien que conozca. Aparece como un elemento rutinario de control el despertador y el uso de la hipérbole al destacar que hace temblar hasta los muebles. En el comienzo de la novela esta habitación aparece como el lugar seguro donde él puede resguardarse mientras piensa qué hacer, pero a medida que avanza, será el espacio de aislamiento que los separa de su familia, para más tarde convertirse en una cueva, un depósito, y en el final, su lecho de muerte.

Sobre la visión que tienen los demás integrantes de la familia (padre, madre y hermana Grete) podemos decir que estos sienten un gran rechazo por el insecto, pero nunca dudan de que ese sea su hijo. Lo recluyen en ese sitio porque no resisten verlo, y los pocos contactos serán conflictivos, hasta que en el final de su vida todos sienten alivio.



Su hermana es el personaje que más cambia (aunque es justo decir que todos ellos sufren una transformación a partir del cambio de Gregorio). Pasa de ser una niña bastante inútil a una muchacha que asume el rol de encargada de su hermano llevándole la comida y decidiendo sobre su espacio. Puede establecer con él cierta comunicación, aunque no está dispuesta a conectarse completamente, y va creciendo a medida que adquiere protagonismo. En el final de la novela llega al punto máximo esperable cuando los padres concuerdan en que está en edad de desposar.

Durante el tiempo que vive Gregorio, su deterioro se corresponde al natural en un insecto. Al principio cambia de hábitos (prefiere la comida en mal estado, la oscuridad y caminar por las paredes). El tiempo pasa y sumado a las heridas propiciadas por su padre en los momentos que sale de su habitación, su cuerpo y su ánimo van perdiendo fortaleza hasta llegar al punto de desear su muerte. Así y todo, es el más humano de la familia, podemos notarlo en sus reflexiones cuando se alegra de que todos estén bien y no lo necesiten y en la felicidad que le da escucharlos detrás de la puerta compartir sus nuevas rutinas.



Esta obra que parte de una situación absurda nos cuestiona sobre la condición humana, los vínculos, los obstáculos y la forma en que todo puede cambiar de un momento a otro cuando ya no somos funcionales al sistema. Su impacto en los lectores ha servido de inspiración a muchos escritores del siglo XX que ven en ella una nueva manera de contar la realidad.  El ser humano desorientado frente a un mundo que se convierte en enemigo (característico del expresionismo literario alemán) resultan claves para entender al individuo actual. Kafka planteó en setenta páginas un nuevo universo narrativo, tan absurdo como real.

Teatro Barroco. Calderón de la Barca. La vida es sueño. Monólogos

 


El teatro barroco.

 


El teatro era el género más popular de la época. Todos los estratos de la sociedad podían disfrutar este gran espectáculo que incluía actos previos e intermedios con música, canciones y farsas. Las obras se escribían para ser representadas y recién se imprimían cuando ya se habían “gastado sobre el escenario”.

El público, en general, disfrutaba del teatro en los corrales: teatros armados entre edificios vecinos. En el fondo se situaba el escenario con puertas laterales y posteriores, y una o dos galerías para representar escenas en distintas alturas. No había telón y la escenografía era muy básica y esquemática, de modo que los espacios se creaban por medio de la palabra. Al frente y a los dos costados del escenario estaban las localidades; las de pie en el patio eran las más baratas; las de las gradas y la galería variaban de precio y eran para el público más pudientes. Las funciones se hacían de día porque no contaban con luz artificial para iluminar todo el corral. Dado el carácter masivo del público el escritor se veía obligado a escribir para dejar contentos a todos los estratos sociales. Tenía que mantener a todos atentos y a gusto, ya que el público aburrido o disgustado podía arruinar la presentación.

También se representaba en los palacios reales o de nobles importantes. Aquí el público estaba formado por reyes, nobles y cortesanos. La representación solía ser más lujosa.

Para las fiestas religiosas se organizaban sobre carros en las plazas o en otros espacios públicos, obras de carácter teológico en un acto llamados autos sacramentales.

PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA (1600-1681).

Nació en Madrid el 17 de enero de 1600. Se educó en el Colegio Imperial de los Jesuitas en Madrid, luego se matriculó en la Universidad de Alcalá y estudió Derecho en Salamanca. Fue soldado y sacerdote en la vejez, lo que era bastante habitual en la España de su tiempo. Murió el 25 de mayo en Madrid.

Como escritor, fue un gran representante de la última parte del Barroco en el cual el sentimiento dramático de la vida y la visión compleja del mundo se profundizaron, por lo cual imprimió en sus obras un tono trágico. Además de adoptar todas las actualizaciones del teatro de la época, buscó la perfección estructural. El discurso de Calderón tomó forma de un razonamiento filosófico. Escribió sobre todo comedias y autos sacramentales.

LA VIDA ES SUEÑO. Comedia filosófica.

Esta obra, publicada por primera vez en 1636, reelabora una serie de relatos de tradición oriental y occidental que tratan los temas del poder de los horóscopos y la relación entre la vida y el sueño. El rey basilio ha mantenido a su único hijo, Segismundo, encerrado en una torre desde su nacimiento porque el vaticinio de los astros anunciaba que sería un tirano que destronaría a su propio padre. El joven príncipe no conoce su identidad ni comprende su falta de libertad. Su padre lo pondrá a prueba y, a lo largo de la obra, Segismundo deberá transformarse heroicamente para vencer a los hados y para mostrarle a su padre el error cometido.

El libre albedrío, otro de los temas de la obra, es la capacidad del hombre de decidir los caminos de su vida. Quienes confiaban en este poder sostenían que el hombre podía torcer cualquier mala inclinación y sobreponerse a las adversidades por medio de sus buenas elecciones.

ESTRUCTURA DE LA OBRA: Está formada por tres actos o jornadas.

·         Jornada Primera: tiene ocho escenas, funciona como contextualizadora: se presenta a los personajes y la ubicación espacio-temporal de la historia.

·         Jornada Segunda: tiene diecinueve escenas. En esta parte aparece el conflicto.

·         Jornada tercera: tiene catorce escenas. Aquí se presenta el desenlace o resolución.

 

JORNADA PRIMERA. Escena sexta. Basilio explica los motivos que lo llevaron a encerrar a su hijo en una torre desde su nacimiento basándose en las señales de los astros.

 

MONÓLOGO DE BASILIO. Fragmento.

(…)

En Clorilene, mi esposa,

tuve un infelice hijo,

en cuyo parto los cielos

se agotaron de prodigios.

Antes que a la luz hermosa

le diese el sepulcro vivo

de un vientre -porque el nacer

y el morir son parecidos-,

su madre infinitas veces,

entre ideas y delirios

del sueño vio que rompía

sus entrañas, atrevido,

un monstruo en forma de hombre,

y entre su sangre teñido,

le daba muerte naciendo

víbora humana del siglo.

(…)

En este mísero, en este

mortal planeta o signo,

nació Segismundo, dando

de su condición indicios,

pues dio la muerte a su madre,

con cuya fiereza dijo:

“Hombre soy pues que ya empiezo

A pagar mal beneficios.”

Yo, acudiendo a mis estudios,

en ellos y en todo miro

que Segismundo sería

el hombre más atrevido,

el príncipe más cruel

y el monarca más impío,

por quien su reino vendría

a ser parcial y diviso

escuela de las traiciones

y academia de los vicios;

y él, de su furor llevado,

entre asombros y delitos,

había de poner en mí

las plantas, y yo, rendido,

a sus pies me había de ver

-¡con qué congoja lo digo!-

siendo alfombra de sus plantas

las canas del rostro mío.

¿Quién no da crédito al daño,

y más al daño que ha visto

en su estudio, donde hace

el amor propio su oficio?

Pues dando crédito yo

a los hados, que adivinos

me pronosticaban daños

en fatales vaticinios,

determiné de encerrar

la fiera que había nacido,

por ver si el sabio tenía

en las estrellas dominio.

Publicóse que el infante

nació muerto, y pevenido

hice labrar una torre

entre las peñas y riscos

de estos montes, donde apenas

la luz ha hallado camino,

por defenderle la entrada

sus rústicos obeliscos.

 

JORNADA SEGUNDA. Escena decimonovena. Segismundo después de haber sido engañado con el argumento de que nunca salió de la torre y lo que vivió en el castillo fue solo un sueño.

 

MONÓLOGO DE SEGISMUNDO:

 

Es verdad, pues reprimamos

esta fiera condición,

esta furia, esta ambición,

por si alguna vez soñamos;

y sí haremos, pues estamos

en mundo tan singular,

que el vivir solo es soñar;

y la experiencia me enseña

que el hombre que vive sueña

lo que es hasta dispertar.

Sueña el rey que es rey, y vive

con este engaño mandando,

disponiendo y gobernando;

y este aplauso que recibe

prestado, en el viento escribe;

y en cenizas le convierte

la muerte (¡desdicha fuerte!):

¿qué hay quien intente reinar

viendo que ha de dispertar

en el sueño de la muerte?

Sueña el rico en su riqueza,

que más cuidados le ofrece;

sueña el pobre que padece

su miseria y su pobreza;

sueña el que a medrar empieza,

sueña el que afana y pretende,

sueña el que agravia y ofende,

y en el mundo, en conclusión,

todos sueñan lo que son,

aunque ninguno lo entiende.

Yo sueño que estoy aquí

destas prisiones cargado,

y soñé que en otro estado

más lisonjero me vi.

¿Qué es la vida? Un frenesí.

¿Qué es la vida? Una ilusión,

una sombra, una ficción,

y el mayor bien es pequeño;

que toda la vida es sueño,

y los sueños, sueños son.