El teatro barroco.
El teatro era el
género más popular de la época. Todos los estratos de la sociedad podían
disfrutar este gran espectáculo que incluía actos previos e intermedios con
música, canciones y farsas. Las obras se escribían para ser representadas y
recién se imprimían cuando ya se habían “gastado sobre el escenario”.
El público, en
general, disfrutaba del teatro en los corrales: teatros armados entre
edificios vecinos. En el fondo se situaba el escenario con puertas laterales y
posteriores, y una o dos galerías para representar escenas en distintas
alturas. No había telón y la escenografía era muy básica y esquemática, de modo
que los espacios se creaban por medio de la palabra. Al frente y a los dos
costados del escenario estaban las localidades; las de pie en el patio eran las
más baratas; las de las gradas y la galería variaban de precio y eran para el
público más pudientes. Las funciones se hacían de día porque no contaban con
luz artificial para iluminar todo el corral. Dado el carácter masivo del
público el escritor se veía obligado a escribir para dejar contentos a todos
los estratos sociales. Tenía que mantener a todos atentos y a gusto, ya que el
público aburrido o disgustado podía arruinar la presentación.
También se
representaba en los palacios reales o de nobles importantes. Aquí el público
estaba formado por reyes, nobles y cortesanos. La representación solía ser más
lujosa.
Para las fiestas
religiosas se organizaban sobre carros en las plazas o en otros espacios
públicos, obras de carácter teológico en un acto llamados autos sacramentales.
PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA (1600-1681).
Nació en Madrid el 17
de enero de 1600. Se educó en el Colegio Imperial de los Jesuitas en Madrid, luego
se matriculó en la Universidad de Alcalá y estudió Derecho en Salamanca. Fue
soldado y sacerdote en la vejez, lo que era bastante habitual en la España de
su tiempo. Murió el 25 de mayo en Madrid.
Como escritor, fue un
gran representante de la última parte del Barroco en el cual el sentimiento
dramático de la vida y la visión compleja del mundo se profundizaron, por lo
cual imprimió en sus obras un tono trágico. Además de adoptar todas las
actualizaciones del teatro de la época, buscó la perfección estructural. El
discurso de Calderón tomó forma de un razonamiento filosófico. Escribió sobre
todo comedias y autos sacramentales.
LA VIDA ES SUEÑO. Comedia filosófica.
Esta obra, publicada
por primera vez en 1636, reelabora una serie de relatos de tradición oriental y
occidental que tratan los temas del poder de los horóscopos y la relación entre
la vida y el sueño. El rey basilio ha mantenido a su único hijo, Segismundo,
encerrado en una torre desde su nacimiento porque el vaticinio de los astros
anunciaba que sería un tirano que destronaría a su propio padre. El joven
príncipe no conoce su identidad ni comprende su falta de libertad. Su padre lo
pondrá a prueba y, a lo largo de la obra, Segismundo deberá transformarse
heroicamente para vencer a los hados y para mostrarle a su padre el error
cometido.
El libre albedrío,
otro de los temas de la obra, es la capacidad del hombre de decidir los caminos
de su vida. Quienes confiaban en este poder sostenían que el hombre podía
torcer cualquier mala inclinación y sobreponerse a las adversidades por medio
de sus buenas elecciones.
ESTRUCTURA DE LA OBRA: Está formada por tres actos o
jornadas.
·
Jornada Primera: tiene ocho escenas,
funciona como contextualizadora: se presenta a los personajes y la ubicación
espacio-temporal de la historia.
·
Jornada Segunda: tiene diecinueve
escenas. En esta parte aparece el conflicto.
·
Jornada tercera: tiene catorce
escenas. Aquí se presenta el desenlace o resolución.
JORNADA PRIMERA. Escena sexta. Basilio explica los
motivos que lo llevaron a encerrar a su hijo en una torre desde su nacimiento
basándose en las señales de los astros.
MONÓLOGO
DE BASILIO. Fragmento.
(…)
En Clorilene, mi
esposa,
tuve un infelice
hijo,
en cuyo parto los
cielos
se agotaron de
prodigios.
Antes que a la luz
hermosa
le diese el sepulcro
vivo
de un vientre -porque
el nacer
y el morir son
parecidos-,
su madre infinitas
veces,
entre ideas y
delirios
del sueño vio que
rompía
sus entrañas,
atrevido,
un monstruo en forma
de hombre,
y entre su sangre
teñido,
le daba muerte
naciendo
víbora humana del
siglo.
(…)
En este mísero, en
este
mortal planeta o
signo,
nació Segismundo,
dando
de su condición
indicios,
pues dio la muerte a
su madre,
con cuya fiereza
dijo:
“Hombre soy pues que
ya empiezo
A pagar mal
beneficios.”
Yo, acudiendo a mis
estudios,
en ellos y en todo
miro
que Segismundo sería
el hombre más
atrevido,
el príncipe más cruel
y el monarca más
impío,
por quien su reino
vendría
a ser parcial y
diviso
escuela de las traiciones
y academia de los
vicios;
y él, de su furor
llevado,
entre asombros y
delitos,
había de poner en mí
las plantas, y yo,
rendido,
a sus pies me había
de ver
-¡con qué congoja lo
digo!-
siendo alfombra de
sus plantas
las canas del rostro
mío.
¿Quién no da crédito
al daño,
y más al daño que ha
visto
en su estudio, donde
hace
el amor propio su
oficio?
Pues dando crédito yo
a los hados, que
adivinos
me pronosticaban
daños
en fatales
vaticinios,
determiné de encerrar
la fiera que había
nacido,
por ver si el sabio
tenía
en las estrellas
dominio.
Publicóse que el
infante
nació muerto, y
pevenido
hice labrar una torre
entre las peñas y
riscos
de estos montes,
donde apenas
la luz ha hallado
camino,
por defenderle la
entrada
sus rústicos
obeliscos.
JORNADA SEGUNDA. Escena decimonovena. Segismundo
después de haber sido engañado con el argumento de que nunca salió de la torre
y lo que vivió en el castillo fue solo un sueño.
MONÓLOGO
DE SEGISMUNDO:
Es verdad, pues
reprimamos
esta fiera condición,
esta furia, esta ambición,
por si alguna vez soñamos;
y sí haremos, pues estamos
en mundo tan singular,
que el vivir solo es soñar;
y la experiencia me enseña
que el hombre que vive sueña
lo que es hasta dispertar.
Sueña el rey que es
rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso que recibe
prestado, en el viento escribe;
y en cenizas le convierte
la muerte (¡desdicha fuerte!):
¿qué hay quien intente reinar
viendo que ha de dispertar
en el sueño de la muerte?
Sueña el rico en su
riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.
Yo sueño que estoy
aquí
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.
No hay comentarios:
Publicar un comentario