lunes, 24 de marzo de 2014

Del Racionalismo al Sturm und Drang


RACIONALISMO



El racionalismo (del latín, ratio, razón) es una corriente filosófica que se desarrolló en la Europa continental durante los siglos XVII y XVIII, formulada por René Descartes, que se complementa con el empirismo. Es el sistema de pensamiento que acentúa el papel de la razón en la adquisición del conocimiento, en contraste con el empirismo, que resalta el papel de la experiencia sobre todo el sentido de la percepción.

El racionalismo ha aparecido de distintas formas desde las primeras etapas de la filosofía occidental, pero se identifica ante todo con la tradición que proviene del filósofo y científico francés del siglo XVII René Descartes, quien creía que la geometría representaba el ideal de todas las ciencias y también de la filosofía. Mantenía que sólo por medio de la razón se podían descubrir ciertas verdades universales, evidentes en sí, de las que es posible deducir el resto de contenidos de la filosofía y de las ciencias. Manifestaba que estas verdades evidentes en sí eran innatas, no derivadas de la experiencia. Este tipo de racionalismo fue desarrollado por otros filósofos europeos como Spinoza y Leibniz. Se opusieron a ella los empiristas británicos, como John Locke y David Hume, que creían que todas las ideas procedían de los sentidos.

El racionalismo epistemológico ha sido aplicado a otros campos de la investigación filosófica. El racionalismo en ética es la afirmación de que ciertas ideas morales primarias son innatas en la especie humana y que tales principios morales son evidentes en sí a la facultad racional. El racionalismo en la filosofía de la religión afirma que los principios fundamentales de la religión son innatos o evidentes en sí y que la revelación no es necesaria. Desde finales del siglo XIX, el racionalismo ha jugado sobre todo un papel antirreligioso en la teología.

NEOCLASICISMO


El Siglo de las luces

Al siglo XVIII se le conoce como el Siglo de las luces porque el hombre rechaza todo aquello que le sea impuesto y sólo admite lo que le llega a través de la luz de su razón.

La razón es la norma con la que se valoran todas las manifestaciones humanas. Como consecuencia, aparece en Europa a principios de siglo un grupo de pensadores con un espíritu científico que toman la experimentación como método para adquirir el conocimiento sin temor a equivocarse. Este movimiento recibe el nombre de Ilustración.

Los ilustrados, para llegar a la verdad científica, comienzan a dudar de todo. La duda es el método para descubrir la verdad.



La literatura en el siglo XVIII

Se considera a los escritores griegos y latinos como modelos a imitar. Es un retorno a los clásicos grecolatinos; ese es el origen de la palabra Neoclasicismo.

El Neoclasicismo da preferencia a la razón frente a los sentimientos, impone reglas a las que se deben ajustar las obras literarias. Como consecuencia de lo anterior se abandonó bastante la producción lírica.

Se rechaza lo imaginativo y lo fantástico, ya que no se escribía para entretener, sino para educar. La literatura neoclásica tiene un marcado carácter crítico, didáctico y moralizador.



Sturm und Drang




PRESENTACIÓN

En el período comprendido entre 1770 y 1785 aproximadamente,  parte de la joven generación literaria alemana inicia y desarrolla un movimiento de rebelión contra la Ilustración y lo que ella representaba en varios órdenes (artístico, social, vital, etc). 
Era un impulso de renovación anti racionalista que preconizaba una mayor libertad creadora, una fuerza creciente de la imaginación, la búsqueda decidida en la inspiración original, la apertura de un caudal expresivo más libre y natural.
Sensibilidad, sentimiento, pasión, son los estandartes que esgrimen con la fogosidad propia de su temperamento juvenil.  Las semillas del nacionalismo alemán rendían sus primeros frutos.  Comenzaba a forjarse una generación de titanes, de “genios”, tal como les gustaba ser reconocidos.  Respondían al ímpetu d un talento que por vez primera veía hacia el interior de Alemania, alejando su mirada del paisaje extranjero y si bien existían influencias de otras naciones (Rousseau, por ejemplo) había un sentimiento nacional que rescataba al espíritu de los moldes clásicos,  levándolo al drama histórico, a la poesía popular. 

Estos jóvenes tenían sus representantes, se nuclearon en principio alrededor de la figura orientadora de Herder, verdadero guía e impulsor del movimiento.  Imprimieron a sus obras tales características que los transforman en auténticos precursores del Romanticismo.


DENOMINACIÓN DEL MOVIMIENTO

Lo que dio el nombre al movimiento fue una mediocre pieza teatral de Friedrich M. Klinger, que se titulaba “Sturm und Drang” (Sturm significa “tormenta”, “tempestad”; Drang es “impulso”, ímpetu”;  el título original puede traducirse como “tormenta e impulso”).
La designación del movimiento anticipaba cuáles serían la características del grupo:  impetuosidad propia de la pasión juvenil, exaltación vibrante de los espíritus creadores, necesidad  de liberación y de ruptura frente a la rigidez del iluminismo clasicista.

Johann Herder fue el guía,  dirige y difunde el movimiento sturmer. Conoce la obra de Rousseau, frecuenta el conocimiento de la literatura medieval, especialmente la tragedia de Shakespeare y la poesía de los trovadores y descubre una obra que se constituye  en el primer hito de la literatura romántica:  el Ossián, de James Macpherson.


RESUMEN DE LAS PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS 
DEL STURM UND DRANG


  • La exaltación de la sensibilidad, en cuanto manifestación del sentimiento, de la pasión.  En este sentido, fueron básicas las influencias extranjeras (Rousseau, Ossián, Shakespeare, los trovadores, la novela inglesa, las baladas) que Herder introduce en Alemania hacia 1770.
  • La intensificación del nacionalismo conduce al estudio de las raíces lingüísticas de la nación y al resurgimiento de las primitivas formas de expresión artística eminentemente populares.  Reaparecen las canciones populares, lieder, leyendas, canciones de trova, composiciones folklóricas, etc.  En este sentido, el autor más  popular: Bürger, no se encuentra en el movimiento sturmer, sino que fue miembro de la Liga de Gottinga.  Del Sturm, el rol fundamental lo cumple Herder, primer autor que señala en Alemania, el valor de la canción popular.
  • La apoteosis del individualismo, del subjetivismo, del yo humano, elevado por el carácter de su talento creador a la condición de genio, a la figura de titán.  Un sentimiento de introversión, sumado a características intrínsecas del espíritu alemán y al deseo de distinción y particularización de los seres replegó al individuo sobre sí mismo. 
  • Tres elementos sustanciales para la formación de un nuevo arte:  la inspiración, contrapuesta a la tendencia imitadora del arte francés;  la originalidad, buscada afanosamente por el sturmer y principalmente, la fuerza de la imaginación, importante factor de renovación y vitalidad en la creación artística 
  • La concepción compleja de una Naturaleza copartícipe de la divinidad y de las manifestaciones humanas.  Una serie de interrelaciones fundadas en lo natural humano y lo natural divino, conducen a un creciente sentimiento cósmico de la Naturaleza que integra al hombre, a Dios, al Universo en una totalidad donde lo natural desempeña principalísimo función.  Se destaca el aporte filosófico del panteísmo spinoziano y la idea de Rousseau sobre el retorno a lo natural. 
  • La rebelión del movimiento contra las distintas formas de lo establecido.  El sturmer combate el racionalismo de la Ilustración, la rigidez clásica, el preciosismo francés, pero también hay embates en lo social cultural.  Se observa, más que nada, una actitud de rebeldía propia de la impetuosidad juvenil de sus integrantes, que busca una mayor liberalidad. 
  • La transformación en la esfera del conocimiento desplazándolo hacia formas de irracionalismo (como la evasión de la literatura fantástica, por ejemplo;  pero aquí otra vez existe mayor número de modelos en la Liga de Gottinga).  El conocimiento intuitivo y la especulación metafísica desplazan al cientifismo y al conocimiento positivista del Iluminismo. 
  • El gusto creciente por lo esotérico, lo oculto, lo desconocido, lo misterioso.  Un sentimiento elitista promueve, igualmente, las formas complejas de expresión.

Origen de la Tragedia



A lo largo de la historia, el hombre ha dirigido su atención hacia su propio mundo interior. Gracias a esta búsqueda de lo intrínsecamente humano hemos podido disfrutar de grandes producciones artísticas, como las tragedias griegas. Pues en ellas, se narran las aventuras del hombre, que explora los abismos y vericuetos del alma.

En el año 334 a.C. Aristóteles postuló que la tragedia (mediante una serie de circunstancias que suscitan piedad o terror) es capaz de lograr que el alma se eleve y se purifique de sus pasiones. Este proceso, que se denomina "catarsis", es la purificación interior que logra el espectador a la vista de las miserias humanas. El fondo común de lo trágico será la lucha contra un destino inexorable, que determina la vida de los mortales; y el conflicto que se abre entre el hombre, el poder, las pasiones y los dioses. Sus temas, sin duda grandilocuentes, no solo no han perdido vigencia, sino que además adoptan otro significado y se materializan continuamente, en los distintos sucesos que padece la humanidad.

Los griegos fueron los creadores de la tragedia. En un principio, le confirieron un profundo sentido religioso, ya que la obra trágica nació como representación del sacrificio de Dionisios (Baco) y formaba parte del culto público.

Para los antiguos griegos, Dionisios era la divinidad protectora de la vida y símbolo del placer, el dolor y la resurrección. Durante la época de la vendimia en su honor se cantaban a coro distintos himnos llamados ditirambos. En los poblados y en las plazas, donde el público danzaba, 50 coreutas hacían una ronda alrededor del altar. Representaban a los "hombres cabrones" o "sátiros" (seres mitológicos que tenían cuerpo de hombre y piernas de cabra) que lamentaban el sepelio del dios.

Primitivamente, sólo se trataba de una ceremonia mimética, pero con el correr de los años, las técnicas fueron evolucionando y la magia del disfraz enriqueció la puesta en escena. Cuando los actores interrumpían sus lamentos para tomar aliento, se introducía entre las estrofas el "solo" de un recitante. A partir de esta primera innovación, ya no sólo se conmemoraba la pasión de un dios sino también, todos los rasgos de la leyenda, que eran interpretados por gemidos que emitía la concurrencia a modo de acompañamiento. Esta ceremonia recibía el nombre de "coro cíclico".

Las ofrendas del público consistían generalmente en un macho cabrío, que era consagrado a Dionisios. Etimológicamente, la palabra "tragedia" tiene mucho que ver con este ritual. El nombre deriva de "trago día" (del griego "tragos", que significa macho cabrío y de "oda", que significa canto).


EVOLUCIÓN DE LA TRAGEDIA:


El primer trágico fue Tespis, que triunfó en el ano 536 a.C. en el Primer Concurso Trágico instituido por Pisístrato para las grandes dionisíacas (fiestas que se celebraban durante los primeros días de abril y que duraban 6 días).  Tespis reemplazó el pintarrajeo grosero de los coreutas por una máscara de género estucado. Las máscaras representaban las facciones de los distintos personajes. Las más primitivas estaban hechas de corteza de árbol luego de cuero forrado con tela y finalmente, de madera. Los creadores eran verdaderos artesanos, la abertura de la boca era grande y prolongada como un embudo hecho de cobre. Este formato contribuía a aumentar el volumen de la voz en escena. Hubo varias clases de máscaras: cómicas, trágicas y satíricas. Las primeras eran ridículamente toscas, con los ojos bizcos, la boca torcida y las mejillas desvencijadas. Las trágicas eran notablemente grandes, tenían la mirada furiosa, los cabellos erizados y las sienes o la frente deformes. Las satíricas eran las más repugnantes y representaban solamente figuras extravagantes y fantásticas, tales como cíclopes, centauros, faunos y sátiros.  Con las innovaciones que introdujo Tespis, la máscara griega dejó de lado el bestiario fabuloso y la tragedia adquirió un tenor más humano. A comienzos del siglo V a.C, la tragedia ya se había instalado como género dentro de la literatura. 



Características


Podría decirse que el eje central de toda obra trágica es el restablecimiento doloroso del orden, y el alumbramiento traumático del deber en su doble aspecto. Desde el plano religioso, desarrolla el antagonismo que existe entre el hombre y el cosmos. Y en el plano político explica la conflagración subyacente entre el hombre y el poder.

Tanto en un aspecto como en otro, la representación será el vértice del debate. No es casual, por ejemplo, que la figura más relevante de las obras clásicas sea la de los reyes. Esto se debe a que ellos representaban los blancos más visibles de la sociedad, y en consecuencia, eran los más susceptibles, ya que la vida privada de los monarcas, en un espectáculo público pertenecía a todo el mundo.

Este aspecto formaba parte de la mentalidad de los griegos. De hecho, la Polis era considerada como un todo, y la justicia, para este pueblo era un valor excelentísimo. Si no había justicia en sus gobernantes la Polis tampoco podía ser justa. Por eso, para los griegos, la política y los políticos eran los encargados de ejecutar justicia, pero en una dimensión propiamente humana. No había posibilidades de realización individual dentro de un régimen injusto.  La justicia era para ellos una perfección valiosa; algo que no se buscaba por sus ventajas, y cuyos designios, sin embargo eran implacables.  


La finalidad de los festivales dramáticos era la de exaltar la tradición mítica, el patriotismo; aleccionar, conmover, marcar nuevos rumbos, como así también dar lugar a cuestiones honoríficas y cuando no, farandulescas. Muchos actores obtenían premios tales, como la corona de hiedra o placas recordatorias llamadas ex-voto. Desde luego que tampoco faltaron los "intereses creados". En los teatros, en primera fila y en los palcos de honor, había un gran sitial destinado al sacerdote del dios.

El coro (coreutas) estaba a cargo de los ciudadanos ricos y hacendados, quienes corrían con todos los gastos del espectáculo, creyendo que cumplían así un deber de piedad patriótica" (piedad que, por cierto, contribuía también a la conquista de los sufragios populares). Los asistentes eran clasificados por categorías: los sacerdotes, magistrados y generales; luego los ciudadanos y por último el pueblo.


En los anfiteatros se utilizaron distintos mecanismos. Al principio fueron pocos y rústicos; luego se fueron perfeccionando e incluyeron plataformas móviles y todo tipo de parafernalias, gracias a las cuales los personajes adquirían mayor movilidad y desplazamiento sobre el escenario.

Sin duda, tres de los trágicos más grandes de la historia de la literatura son Esquilo, Sófocles y Eurípides. Cada uno, imbuido por los sucesos de su tiempo supo plasmar en sus obras las emociones, las angustias, las dudas y las pasiones de los hombres de su época, con exquisito talento.  

Para saber más de los griegos:




viernes, 21 de marzo de 2014