LA METAMORFOSIS
– FRANZ KAFKA
Gregorio
Samsa. Análisis del personaje.
El
primer enunciado de la novela instala el absurdo y plantea de forma muy
resumida la situación inicial del protagonista. En sí mismo podría considerarse
un microcuento. “Al despertar Gregorio Samsa una mañana, después de un sueño
agitado, se encontró en su cama transformado en monstruoso insecto”. Una vez
ubicado el tiempo (luego de un sueño intranquilo, teniendo en cuenta que la
noche es el escenario perfecto para lo extraño) y el lugar, su familiar y
segura cama, la palabra “transformado” nos indica el quiebre con la
realidad. El autor juega con el cambio físico propio de las distintas etapas de
la vida, pero en este caso lo lleva al extremo: Gregorio se transformó en otra
especie. Y además el adjetivo “monstruoso” que da cuenta de la anormalidad. Es
un insecto de dimensiones humanas.
Una
vez que el protagonista se percibe a sí mismo, el narrador nos va contando
aspectos de su vida y personalidad asociados a su forma de reaccionar frente a
la metamorfosis sufrida. Por su extrema preocupación por el trabajo, notamos
que Gregorio es un hombre alienado, atado a una profesión que odia
(viajante) de la cual solo destaca lo negativo y que a su vez debe realizar
para pagar una deuda familiar. La rutina es tan excesiva que no ha faltado en
cinco años, y ahora, aun convertido en un insecto, solo piensa en cómo llegar
al próximo tren para que las consecuencias no sean tan graves. Es fácil
percibir que vivía como un insecto y el cambio solo fue un paso más.
Con
respecto a la habitación, en un principio se destaca que esta no ha cambiado,
sigue siendo la misma. Al describir los objetos que la componen podemos ver que
no hay nada propio en ella, todo es típico y funcional. El retrato en la pared
que es lo único creado por Gregorio contiene una imagen de una mujer sacada de
una revista, es decir, no es un afecto ni alguien que conozca. Aparece como un
elemento rutinario de control el despertador y el uso de la hipérbole al
destacar que hace temblar hasta los muebles. En el comienzo de la novela esta
habitación aparece como el lugar seguro donde él puede resguardarse mientras
piensa qué hacer, pero a medida que avanza, será el espacio de aislamiento que
los separa de su familia, para más tarde convertirse en una cueva, un depósito,
y en el final, su lecho de muerte.
Sobre la visión que tienen los demás integrantes de la familia (padre,
madre y hermana Grete) podemos decir que estos sienten un gran rechazo por el insecto,
pero nunca dudan de que ese sea su hijo. Lo recluyen en ese sitio porque no
resisten verlo, y los pocos contactos serán conflictivos, hasta que en el final
de su vida todos sienten alivio.
Su
hermana es el personaje que más cambia (aunque es justo decir que todos ellos
sufren una transformación a partir del cambio de Gregorio). Pasa de ser una
niña bastante inútil a una muchacha que asume el rol de encargada de su hermano
llevándole la comida y decidiendo sobre su espacio. Puede establecer con él
cierta comunicación, aunque no está dispuesta a conectarse completamente, y va
creciendo a medida que adquiere protagonismo. En el final de la novela llega al
punto máximo esperable cuando los padres concuerdan en que está en edad de
desposar.
Durante
el tiempo que vive Gregorio, su deterioro se corresponde al natural en un
insecto. Al principio cambia de hábitos (prefiere la comida en mal estado, la
oscuridad y caminar por las paredes). El tiempo pasa y sumado a las heridas
propiciadas por su padre en los momentos que sale de su habitación, su cuerpo y
su ánimo van perdiendo fortaleza hasta llegar al punto de desear su muerte. Así
y todo, es el más humano de la familia, podemos notarlo en sus reflexiones
cuando se alegra de que todos estén bien y no lo necesiten y en la felicidad
que le da escucharlos detrás de la puerta compartir sus nuevas rutinas.
Esta
obra que parte de una situación absurda nos cuestiona sobre la condición
humana, los vínculos, los obstáculos y la forma en que todo puede cambiar de un
momento a otro cuando ya no somos funcionales al sistema. Su impacto en los
lectores ha servido de inspiración a muchos escritores del siglo XX que ven en
ella una nueva manera de contar la realidad. El ser humano desorientado frente a un mundo
que se convierte en enemigo (característico del expresionismo literario alemán)
resultan claves para entender al individuo actual. Kafka planteó en setenta
páginas un nuevo universo narrativo, tan absurdo como real.