martes, 20 de agosto de 2013

Teatro Barroco. Calderón de la Barca.

El teatro barroco



El teatro era el género más popular de la época. Todos los estratos de la sociedad podían disfrutar de este gran espectáculo que incluía actos previos e intermedios con música, canciones y farsas. Las obras se escribían para ser representadas y recién se imprimían cuando ya se habían “gastado” sobre el escenario.
El público, en general, disfrutaba del teatro en los “corrales”: teatros armados en los patios entre edificios vecinos. En el fondo se situaba el escenario con puertas laterales y posteriores, y una o dos galerías para representar escenas en distintas alturas. No había telón, y la escenografía era muy básica y esquemática, de modo que los espacios se creaban por medio de la palabra. Al frente y a los dos costados del escenario estaban las localidades; las de pie en el patio eran las más baratas; las de las gradas y galerías variaban en precio y eran para el público más pudiente. Las funciones se hacían de día, porque no contaban con luz artificial para iluminar todo el corral.
Dado el carácter masivo del público, el escritor se veía obligado a escribir para dejar contentos a todos los estratos sociales. Tenía que mantener a todos atentos y a gusto, ya que un público aburrido o disgustado podía arruinar la presentación.
También se representaba en los palacios reales o de nobles importantes. Aquí el público estaba formado por reyes, nobles y cortesanos. La representación solía ser más lujosa.
Para las fiestas religiosas se organizaban sobre carros en las plazas o en otros espacios públicos, obras de carácter teológico en un acto, llamadas “autos sacramentales”

El teatro de Calderón.

Calderón fue un gran representante de la última parte del Barroco en el cual el sentimiento dramático de la vida y la visión compleja del mundo se profundizaron, por lo cual imprimió en sus obras un tono trágico.  Además de adoptar todas las actualizaciones del teatro de la época, buscó la perfección estructural y la estilización dramática. El discurso de Calderón tomó la forma de un razonamiento filosófico.


La vida es sueño.



Esta obra, publicada por primera vez en 1636, reelabora una serie de relatos de tradición oriental y occidental que tratan los temas del poder de los horóscopos y la relación entre la vida y sueño.
El rey Basilio ha mantenido a su único hijo, Segismundo, encerrado en una torre desde su nacimiento, porque el vaticinio de los astros anunciaba que sería un tirano y que destronaría a su propio padre. El joven príncipe no conoce su identidad ni comprende su falta de libertad. Su padre lo pondrá a prueba y, a lo largo de la obra, Segismundo deberá transformarse heroicamente para vencer a los hados y para mostrarle a su padre el error cometido.
El libre albedrío, otro de los temas de la vida es sueño, es la capacidad del hombre de decidir los caminos de su vida. Quienes confiaban en el poder del libre albedrío sostenían que el hombre podía torcer cualquier mala inclinación y sobreponerse a las adversidades por medio de sus buenas elecciones.


La obra consta de tres actos o jornadas. La primera jornada, que tiene ocho escenas, se desempeña como contextualizador (es decir que en ella se presentan a los personajes y la ubicación espacio-temporal de la historia). En la segunda jornada, que tiene diecinueve escenas, aparece el conflicto, nudo o problema. Y en la tercera jornada, de catorce escenas, tiene lugar el desenlace o resolución.

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